Las musas ya me dicen que escribir,
lo escribo en un soneto con la pluma
y empiezo imaginando que se suma
la musa a mi cerebro por cumplir.
Si veo por lo lejos mi sentir
querido camuflado por la bruma
debiese de soplar por si se esfuma,
seguro que me inspira en mi vivir.
El verso sin pensarlo redactaba
con lápiz y papel en poesía,
forzándome a decir que asimilaba
un mundo de rarezas, contenía
un árbol con ideas que mostraba
sus ramas florecidas por el día.
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