Todo poeta necesita en menor o mayor medida
una musa, alguien que le haga sentir
lo que nunca ha sentido en la vida,
ahí entras tú, mi encantadora chica que me haces vivir.
Día a día la batalla que llevo a cabo con los versos
se hace más pesada, porque las ideas se me agotan,
invento nuevas formas de escribir dos cuerpos que se aman,
re-definiendo lo que son los besos.
Mirando con ojos de mirada alada,
qué cosa más complicada
mirarte y no soñar,
amar y no besarte,
besarte y no desear,
desear y no amarte.
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