Cuando miro el cielo nocturno
en avanzado estado taciturno,
pienso en ti mi amada,
y de la noche arrancar
la flor que yo esperaba,
queriendo ser querido
de tus labios a los míos,
de tu cuerpo a mi cuerpo
y de tu corazón al mío.
No obstante debo apresurarme en rescatar
de tus labios el elixir que es el amar,
esa preciada sustancia que de poco es nada
y de mucho cansa, pero mi amar
que a todos calla y pocos igualan,
ese sí que es de verdad.
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