Amamantando el fruto
del Sol naciente,
en tu pecho de blanca nieve, muy paciente
la espera se hizo, largos los días en los que te
esperaba, leyendo
libros y notándote
dentro de mí, soñando como serías, dibujándote,
pintando colores en tu mundo, queriéndote
más que a nada en
este mundo y amándote.
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