La mar con su oleaje que acaricia
mis pies descalzos con su tacto suave,
me llevan lejos. A volar con la ave
que pesca en el azul, ¡qué gran delicia!
El pez que nada libre sin tener
miedo del tiempo traicionero, el viejo
capitán intentó otorgar consejo
a joven aprendiz para comer.
Pero las grandes olas, muy revueltas,
no le dejaron ni probar bocados,
así que se quedaron desvelados
mientras el pez saltando daba vueltas
en el aire. Veloz se esconde el pez,
ven maldito, aparece de una vez.
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