Sobre mí la sagrada luz de Luna
brilla resplandeciente, pura y blanca
claridad que transforma, todo estanca
en la memoria opaca con alguna.
Es de teñido blanco la laguna
donde pasan los seres que apalanca
y ceden su razón a moza franca,
por terminar cuidando de una cuna.
Controlador y vigilante espejo
del cielo plateado que me mira
desde arriba entregándome un consejo.
Que deje la malvada y ruin mentira
a un lado, de verdad que cortejo
de corazón, mi Luna, con mi lira.
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