Un cadáver de bella adolescente
me encontré en sepultura encantadora,
tan bella complexión cautivadora
de la mirada penetrante ardiente.
Me tumbe en su costado frío y siente
mi corazón la regla dictadora
que es de la senda viva matadora,
mi blanca, pálida criatura hiriente.
Mi muerto amor descansa en su sepulcro
en el sacramental enterramiento
dado con riguroso esmero y pulcro.
Tan joven en la herida de mortal
criterio que no juzgo ni lo intento,
rendirse al tiempo y ruinas al final.
No hay comentarios:
Publicar un comentario