Me desperté,
todo estaba oscuro,
estaba enterrado,
salí de mi tumba
y me mire
en un espejo roto,
estaba muerto.
Me encamine
hacía lo que había sido
amor en vida,
y le pregunté
por qué me dejo
morir, por qué no
vino a calmar mi dolor,
no dijo nada
porque nada
hay que decir,
salvo unas
palabras
que apenas
podía pronunciar,
amor muerto,
amor muerto,
decía sin parar.
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