Abriese la tierra
entre mis piernas
y salieron carabelas,
que me cogieron,
conforme me metían tierra
adentro, lo que eran músculos......
en huesos se volvían
y mientras a mi amada veía,
le decía: a ti no te harán nada,
la muerte es mía.
Así concluye mi historia,
con el desgarrador sentimiento
de no poder quererte, amarte ........
porque pertenecemos
a mundos distintos.
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