A mi amiga Janire, que conocí en el hospital y que falleció de leucemia el 3 de febrero de 2012.
Va por ti bonita.
A una amiga muy especial
Tú, que me viste cuando la muerte
me acechaba, tuve mucha suerte
no por el hecho de sobrevivir
si no porque en aquel hospital estabas tú.
Ella me llevaba a dar paseos
en mi silla de ruedas como un hijo con su
madre, yo me sentía seguro, querido,
protegido, etc, a pesar de ser más chica que yo.
Me gustaba estar con ella,
sólo con ella.
Ahora que mi subconsciente
ha liberado de mi mente
estos recuerdos reprimidos
te hecho de menos.
Una vez muerta
Una vez muerta
te echas la eterna
siesta, amiga mía
la vida es dura y fría.
Perdóname por no haber estado
a tu lado
cuando más me has necesitado.
Me siento impotente
por no haber podido protegerte
de la muerte.
La leucemia acabó
contigo,
como si te desataran de un cabo,
te perdiste en el mar
y no volverás nunca más.
No me importaba que pensasen los demás,
tú me tratabas como nadie me ha tratado,
recuerdo esos días a tu lado,
en aquel fúnebre hospital,
que para sobrevivir nos era vital.
Ya no podré verte nunca más,
ya no disfrutaré de tus alegrías
en esos días
junto a ti,
y lo más importante
ya no disfrutas de la vida
que tenemos por delante.
Yo te llegue a querer como nadie en el mundo.
Iba a decírtelo, al poco de brotar estos sentimientos en mi, de darme cuenta de que te quería. Al poco tiempo me enteré de que habías muerto.
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