Todo se inicia un día en los que lleva
la mañana tu olor de perfumada
rosa, dejadme en mí mujer soñada
el sueño de rocío que renueva
el cuerpo y el alma. Déjame encendido
un recuerdo en el pecho valeroso
que sirva a un corazón que torna airoso,
y se escuche en el fondo su latido.
Te muestro cuanto quiero de mi mundo
que no es poco ni mucho, por ejemplo
la escritura y los versos que redacto.
Por las calles andando yo difundo
lo que te he escrito a imagen que contemplo,
tu sonrisa en la cara casi al acto.
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