Contenta te mostrabas en la paz,
envuelta en las sabanas de mi piltra
jugamos, suda el cuerpo que te filtra
jugo de vida dentro. El goce tenaz
del deseo de puro amor que deja
cansancio, pero el cuerpo siempre pide
más porque amor capacidad no mide,
queriendo hacerlo como una coneja.
Dejándome vacío de sustancia,
la cara enferma y sin sentir el pene,
llamaste muy veloz a una ambulancia
que me arrastro a lo lejos de mi Irene.
Mujer de casta noble de la Francia
antigua, a visitarme inquieta viene.
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