Precipitaban sobre mí las horas
muertas, dejándose caer difuntas
en mi tiempo con calma estando juntas,
de mi sentir y mente son raptoras.
Pensando en que escribir a mi doncella
me paso todo el día meditando,
y mira que sorpresa que soñando
despierto he visto mundo a par que estrella.
Sigo queriéndote escribir un beso
en los labios que te haga muy feliz,
sonrojadas mejillas me confieso
al pensar que escribiendo acudirías
a mí, ¡qué tonto he sido! Soy aprendiz,
poeta enamorado de sus días.
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